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5 canciones negras

(Sin título)

Sufro una extraña mutación de la conocida Ley de Murphy; sí, esa que dice que la tostada cae siempre del lado de la mantequilla, y que todo lo que va mal, tiende a ir peor.
Pues es precisamente en estos dos ejemplos, en los que sufro yo la mutación.
Antes, hace un tiempo, cuando todo lo que me iba mal, tendía a ir siempre a peor, mis cd’s siempre, siempre se caían por el lado de escritura, nunca por la cara superior. Al principio me cabreaba, porque no había una sola vez que cayeran bien.
En cambio, ahora que ya nada tiende a ir peor, sino que padezco un extraño apagón interior, mis cd’s caen siempre con la cara de escritura para arriba. ¡Qué extraño, ahora siento que quiero que alguna vez caigan mal!. Quizás sea para que algo cambie de una vez. Llevo mucho tiempo en estado de inactividad, y sólo funciono con las luces de emergencia.
Un billete de ida y vuelta encima de la mesa intenta abrirse paso ante esta oscuridad, queriéndome abrir una puerta hacia no se sabe bien a dónde. Y yo quiero dejarle pasar, y agarrarme a su cola cuando empiece el vuelo, aunque tenga que volver escondido en el motor, otra vez de vuelta.
Mis ojos no alcanzan a ver muy lejos, y no supero de vista el tercer o cuarto día. La débil luz que desprende mi yo, no alumbra ya más allá.
Y no dejo de sentir esas profundas ganas de llorar que me vienen ahora ya demasiado a menudo; al salir del ascensor a punto de abrir la puerta del piso; al escribir medio desnudo, por fuera y por dentro, sentado ante el teclado...
Llora, llora mi alma mientras echa de menos un mundo en el que vivir, ansiosa por entregar todo el amor que va guardando dentro. Un amor que ya le duele.
Y son las lágrimas color rojo sangre que brotan de ese llanto las que ves mezclarse mis ojos.

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