Blogia
5 canciones negras

D.P.C.

Con vistas al mar

Con vistas al mar Por qué las mejores historias vienen siempre fuera de horas? En horas de ojos cerrados, de vidas abiertas y de miradas perdidas.
Quiero tener en mi cuarto, una máquina de refrescos, con Red Bull y frutos secos. Y no estaría mal que sacara los porros hechos. De lo demás ya me encargo yo.
Siempre, a la hora de irme a dormir, me vienen historias, palabras. Pero si me siento, se esfuman, a la par que pierdo el sueño, y más me desvelo. Estoy metido en un maldito bucle, de ansia de noches en vela, de altos vuelos y un fresquito ático, con vistas al mar.
Sigo encadenado a la silla que está encadenada a la habitación que está encadenada a la casa que está encadenada al bloque que, si bajas un poco, lo verás encadenado a la calle que está encadenada a ese bloque, que tiene encadenado ese ático, con vistas al mar.

Deja que sueñen por ti

No hay mejor camino, que el que toman los sueños.
Deja que sueñen por tí, las almas descarriadas, los senderos tortuosos, las cimas más altas y nevadas del planeta, los soles ardientes del desierto de tu voz, y las palomas mensajeras de la tierra del recuerdo y del dolor.
Múdate a sus cuerpos mientras ellas anidan en ti, y recorre las ocho millas que te separan del cielo. Hecha una meada, justo bajo su umbral, y vuélvete hacia los infiernos, de espejos, de plata y cristal.
Surca sus pálidas aguas, busca fuentes de coral, y si encontraras alguna, subes un día, y me la das.

210404

Me he cansado

De buscar, de no encontrar
De esperar, de fallar,
De arrepentirme
De soñar, de perder
De escuchar, de hablar,
De dormir, de llorar,
De despertar, de cambiarme
De fumar, de vomitar
De desnudarme
De lavarme la cara, de trabajar
De comer, de luchar
De correr, de caminar
De observar, de comprar
De reír, de escribir
De dibujar
De conducir, de llamar
De encender, de apagar
De girar
De escoger, de elegir
De querer, de amar.

260404

Una tarde

Una tarde Una tarde preciosa, sentado en un banco, debajo justo del sol

El guardián de las pequeñas cosas

Las sensaciones que te produce cada instante del recuerdo
que te invade al volver a ver su contrabajo, ese baile sordo
sentado en el sofá, las notas en tu guitarra de aquella canción
que inventaste de chico, el escalofrío que te produce acordarte
de tu amigo; ver en una simple cosa, todo un mundo en su interior.
Todas esas pequeñas cosas son las que nos hacen estar vivos,
las que nos hacen ser nosotros mismos, únicos e irrepetibles,
por nunca jamás. Cuando eres el guardián de las pequeñas cosas,
puedes ver lo que otros no ven, sentir lo que otros no han llegado
a sentir, y amar cosas que ellos nunca amarán.
Momentos como éstos son los que dibujan una sonrisa en tus mejillas,
la pintan con color feliz, y te arropan cada noche, al irte a dormir.

No dejes nunca que nadie te quite tus pequeñas cosas.

S

S Como aquella vez, que en la fiesta de inauguración del piso del E y la V, estaba yo tan tranquilo, inclinado sobre la mesa, deshaciendo un cigarro para liarme un flai, cuando, entre el tabaco, apareció un trocito muy pequeño de papel. Parecía recortado a propósito. Y al darle la vuelta toda la piel se me puso de gallina y un escalofrío tremendo me heló la mirada. Una S, perfectamente encajada en el circulo, aparecía escrita en el papel. El tipo y el color de la letra, eran los típicos de los cigarrillos, así que, V y yo, dedujimos que se trataba de un trocito del papel del cigarro, que habría saltado o en la propia manufacturación del pitillo. Hasta que caímos en la cuenta que yo fumo "Nobel". Y como se puede uno fijar, "Nobel" no lleva "S". Me dio por rallarme con la dichosa letra, inlcuso la guardé en la
cartera (al día siguiente ya la había perdido). Esa "S" tiene que ser un mensaje.
Algo me quiso decir.

Los ríos de mi desierto

Sentado a la orilla del río, vi pasar tu barquita azul.
Sigo enganchado a las olas de tu pelo y tengo un dolor en el pecho que no me deja respirar. Tú navegas por tu orilla, al otro lado del desierto en el que malvivo sin ti.
Y mis sueños vuelan bajo, con las alas que rompe tu olvido. Bajo el sol negro de tus noches cabalga mi caballo errante, en busca del puente maldito que me lleva a cruzar tu camino, lleno de árboles centenarios con blancos nidos en sus ramas. Con la sonrisa remendada empuño fuerte las riendas de mi caballo, y con la mirada fija en la fina línea que dibuja tu horizonte, me vuelvo a adentrar en tu sueño.

210404

Recuerdo

Recuerdo Un intenso olor a pasado inundaba la habitación. Afuera alguien volvía a quedarse sin cenar. Adentro los muebles parecían reliquias rústicas. Todo se había vuelto viejo. Muy viejo. Todo. Un canoso anciano, de cuerpo enjuto, seguía sentado allí, junto a la cama. Escribiendo sin parar. Soñando sin parar. Una antigua lágrima yace en su mejilla. Fue la última gota de la que se desprendió, y tan lánguida agonizaba ya, que deseó tanto morir cerca de donde había vivido tanto, que luchó hasta su último suspiro, antes de rendirse feliz sobre su mejilla. Sus arrugadas manos sostenían un pitillo eterno y en sus pies, las mismas zapatillas de siempre. Su mirada traspasaba la pared, y volaba libre y joven hacia los rincones más amables de su memoria.

Sobre la cama una cartulina, y una mancha de pintura. Un teléfono apagado y un cenicero lleno. Las gafas en el escritorio, y yo repostado en la pared, y el triste reloj ya marca las tres.

D.P.C.

D.P.C. ·