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5 canciones negras

Desde Berlín

El viaje ha comenzado muy bien, con unas vistas geniales, y unas sensaciones muy bonitas. Incluso las turbulencias al atravesar las nubes le han dado un toque al vuelo. Y la llegada ha sido genial. Tras una breve espera en la recogida de mis maletas, al cruzar la puerta, me esperaban mi hermano y mi sobrina. Me ha reconocido enseguida (la niña, claro, mi hermano ya me conoce de sobras, aunque es la primera vez que me ve con cresta), y la he encontrado muy grande, no muy cambiada, pero sí muy grande.
Luego hemos llegado a casa, y ahí ya se ha soltado un poco más, y he jugado un poquillo con ella. Tengo ganas de que llegue mañana para volver a estar con ella, sobretodo porque se le notan las ganas de estar conmigo. Y menudo cambio! Por teléfono ni siquiera me habla! jeje. Es una caña de niña.
Bueno, por lo demás, muy bien con mi hermano, hemos ido a tomar una birrita por ahí, muy buena (y casi casi se me sube a la cabeza!), y también con Cristina, cómo no.
Todo esto es muy bonito y muy diferente. Y eso que todavía no he visto nada.
Me van a llevar a ver lo que queda del muro de Berlín, a ver el edificio de la cancillería (o como se escriba), que se ve que es muy chulo, y varios edificios con una arquitectura peculiar, como muchos de los que hay aquí.
Berlín es una ciudad en constante crecimiento y que innova mucho en cuanto a su arquitectura. Eso me encanta.

Bueno, sólo quería escribir algo desde aquí.
No se si volveré en estos días supongo que sí.
Sino, nos vemos a la vuelta

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